Aún no tengo el honor de visitar ese lugar santo. Tengo la certeza que cuando esté ahí mis oídos estarán atentos a lo que Dios hablará, mis ojos estarán atentos a la maravilla de su casa y mi boca a alabarlo, adorarlo, cantarle y agradecerle.
Y claro, en mi persona también mostrándole lo que ha hecho en mi vida.
↧
Por: Rosalinda
↧